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domingo, 20 de junio de 2010

¿SUERTE O TENACIDAD?

Género: Cuento

UN RATON CON SUERTE

Voy a contarles y no lo olviden, porque es muy importante saber sobre los buenos tiempos y los malos tiempos; la buena suerte y la mala suerte. Conozco un gallo que siempre cantaba sobre los malos tiempos y por ello los buenos tiempos se enfadaron y lo abandonaron. En cambio, sé de un burro que sólo rebuznaba sobre su buena suerte y tanto escándalo hacía que la mala suerte se asustó y nunca lo visitó. Así le sucedió al ratoncito Miguel, decidió creer en una y olvidar la otra. Veamos....

Miguel era un jóven ratón entusiasta y trabajador. Tenía un negocio de compra y venta. Muchos niños acudían a él cuando mudaban sus dientes. El negocio lo hacía de madrugada; el niño dejaba su diente debajo de la almohada y mientras dormía, el hábil ratón ponía una moneda a cambio del diente. No siempre dejaba la misma cantidad de dinero. Todo dependía de si el diente estaba en buenas condiciones, blanco y sin caries. Por supuesto, Miguel se cuidaba mucho de no dejarse ver de sus compradores, así evitaba malos entendidos.

Pero un día, ocurrió algo muy trágico. Resulta, que Miguel había prometido un collar de dientes perlados a la princesa Roequesos. Cuando fué a buscar los dientes que había separado, se encontró con uno que no era de niño. Era color marfil, tenía una raíz enorme y además una carie. Desesperado corrió donde sus amigos y llorando les dijo
-Ya no podré terminar el collar que ofrecí a la princesa. Me han robado un diente perlado y no tengo tiempo para buscar más. He prometido el collar para mañana y soy ratón de palabra.-
-¡Qué mala suerte tienes, te han robado!- gritaron sus amigos.
Miguel sin, embargo no iba a permitir que le robaran su más preciado sueño; regalar un collar a la princesa. Sin perder tiempo, engarzó los dientes perlados y en el centro el diente gigante. Luego, tapó el hueco de la carie con un brillante. Una vez terminado, exclamó entusiasmado.
-¡Miren que lindo ha quedado el collar!-
-Quiero probármelo!- gritó una de las ratas.
Con mucho cuidado, la rata puso la prenda sobre su cuello, pero el peso del diente gigante era tal que partió el hilo que lo engarzaba y todos los dientes cayeron al piso.
-¡Qué mala suerte!- se ha roto, exclamaron sus amigos.
Pacientemente, Miguel recogió los diente y los engarzó de nuevo, pero esta vez con un hilo resistente. Cuando hubo terminado, orgulloso dijo a sus amigos
-Pensándolo bien, he tenido mucha suerte, el collar se ha roto mientras ustedes mis amigos se lo probaban. ¿Se imaginan la verguenza si esto hubiera ocurrido en el Palacio Real?
Al dia siguiente, sus amigos lo acompañaron al Palacio.
-¡Qué collar tán exótico, me encanta el diente con el brillante! -exclamó la princesa. ¡Te mereces un queso Roquefort y desde hoy y para siempre serás el diseñador de joyas del Palacio Real!-
-Qué suerte tienes Miguel!- chillaban sus amigos, saltando de alegría.

El ratoncito Miguel siguió trabajando con entusiasmo y su negocio crecio tanto, tanto que hasta los niños de otras naciones se enteraron y ofrecían sus dientes a cambio de sueños y monedas.
En un buen tiempo, el hábil ratón y la princesa se casaron y me pidieron que cuente esta historia a ustedes y ustedes a los suyos y así continúe trasmitiéndose, pues con fé, trabajo y entusiasmo nunca se pierde la buena suerte.

1 comentario:

  1. difinitivamente la suerte es sólo un componente de este relato. es una verdadera demostración de la tenacidad

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