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domingo, 6 de abril de 2014

EL NIñO QUE NO SABIA JUGAR




Había un niño que no sabía jugar. La madre le miraba
desde la ventana ir y venir por los caminillos de tierra, con
las manos quietas, como caídas a los dos lados del cuerpo.
Al niño, los juguetes de colores chillones, la pelota tan re-
donda, y los camiones con sus ruedecillas, no le gustaban.
Los miraba, los tocaba, y luego se iba al jardín, a la tierra sin
techo, con sus manitas, pálidas y no muy limpias, pendien-
tes junto al cuerpo como dos extrañas campanillas mudas.
La madre miraba inquieta al niño que iba y venía con una
Sombra entre los ojos. -si al niño le gustara jugar yo no
Tendría frio mirándole ir y venir- . Pero el padre decía, con
alegría: -No sabe jugar, no es un niño corriente. Es un niño
que piensa- .
Un día la madre se abrigo y siguió al niño, bajo la lluvia,
Escondiéndose entre los árboles. Cuando el niño llego al
Borde del estanque, se agacho, buscó grillitos, gusanos,
crías de rana y lombrices. Iba metiéndolos en una caja.
Luego, se sentó en el suelo, y uno a uno los sacaba. Con sus
uñitas sucias, casi negras, hacia un leve ruidito, ¡crac!, y les
segaba la cabeza.

Ana María Mamatute

4 comentarios:

  1. Vaya, me has impresionado Marilyn, siempre extraordinaria.
    Besos

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  2. Ya sabemos hoy en día a lo que se dedica este niño...su profesión salta a la vista...
    Un saludo.
    elperroverde

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  3. ¿Quién decide qué es lo normal y qué no para otra persona?
    ¿Por qué generación tras generación los juegos han de ser los mismos?

    Saludos

    J.

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