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miércoles, 17 de julio de 2013

DESARMADO




Entré en puntillas al dormitorio para no despertarla. Cuidadosamente abrí el gavetero dónde guardaba el revolver calibre 380. Estaba dispuesto a ejecutar el plan, llevaba mucho tiempo pensándolo, nada ni nadie iba a impedir que lo hiciera. Al colocarme el arma sobre la sien, levanté la vista, y através del viejo espejo que colgaba en la pared, vi a la niña tendida sobre el cubre camas a rallas. Súbitamente levantó la cabeza y soltó una sonora y alegre carcajada. Bajé el arma, y pensativo la sostuve en mis manos temblorosas. Me desarmó.


5 comentarios:

  1. ¡El poder de la sonrisa de un niño es tremendo! En este caso sirvió para salvar una vida, nada más y nada menos. Un relato estupendo. Besos

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  2. Como no ha de desarmarnos la risa de un niño, nos da vuelta la cabeza y hace ver la vida de otra manera. Si es por ellos que luchamos, lo mejor es que las armas no estén en casa. Hermoso relato Marilyn.
    Un beso.

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  3. Un relato muy bueno, Marilyn.
    No hay nada que nos desarme más que la sonrisa de un niño.
    Me gusta cómo lo ha hilvanado.
    Un abrazo.

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  4. Meor método ede desarme no pudo tener.
    Abrazo!

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  5. Un bello micro Marylin. Era imposible no sentirse desarmado ante la risa de un ser inocente.

    Un abrazo.

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