ANDRONICO, MAESTRO DE LA RISA

No es fácil empezar, casi no puedo ni escribir, después de leer mi historia lo entenderan.  Había acompañado a mi sobrina a un circo muy famoso que por primer vez visitaba la ciudad.  Una de las figuras estelares era un payaso, quien se hacía llamar, Andrónico.  A este lo promocionaban como el "maestro de la risa", según él,  nadie se resistía a su encanto, le arancaba una carcajada a todos sin excepción. A decir verdad,  Andrónico  me pareció, un payaso feo, sarcástico y triste.  En varias ocasiones durante el espectáculo nuestras miradas se cruzaron pues era la única en la audiencia que no reía. El público  lo vitoraba, reía a carcajadas, se agarraba el estómago para contener el dolor de tanto reir, y algunos hasta lloraban; Yo no.

De repente, en el curso de la funcíon ignoro que extraña circunstancia me llevo a perder el sentido  de dónde me encontraba, mi confusión era absoluta; el antes y el después se fundieron en un mismo espacio de tiempo.  Un repentino ataque de tos me invadio y  luego sin querer  empecé a reir a carcajadas.  No podía cerrar la boca, pues mi mandíbula se expandía de tal manera que de allí salía una carcajada estreptitosa e interminable. Me dolía el estomago y lágrimas a borbotones salian de mis ojos. La verdad es que no sé, en qué momento dejé de reir pues aquello fue interminable. A la salida de la función me encontre con Andrónico quien muy orgulloso promocionaba su libro "El Maestro de la Risa".  Sentí que me buscó con la  mirada, pero la esquivé.

 Cada vez, que me entra un ataque de tos, me muero de miedo, pués me acuerdo de Andrónico y no puedo parar de reir. Como ahora que escribo esto, casi ni escribir puedo, su recuerdo me hace reir a carcajadas, me pongo mal, literalmente me muero de la risa.   Les aconsejo que no compren su libro y muchos menos vayan a ningun circo dónde el trabaje.  Grabense ese nombre. Andrónico, Maestro de la Risa.