Richard llegó a mi oficina, no muy bien vestido, con una camisa celeste, pantalón vaquero raido de color azul, botas desgastadas y un maletín de cuero marrón.
Me llamó la atención el hecho de que ni por un instante soltara el maletín en el curso de nuestra entrevista, lo sujtaba fuertemente con cierto recelo. Me sorpendió cuando con mucha cautela sacó del mismo 6 papeletas de US$100 y me las entrego diciendo:
-Here, Mrs. Perez, here is a month's deposit and rental for the office-
-Thank you, I'll have it cleaned up immediately so you can move in tomorrow-le contesté.
Richard se retiro y me quedé pensativa, preguntándome ¿Quien será este norteamericano? ¿Qué guardará en ese maletín? ¿Debí de haberle alquilado la oficina sin referencia alguna?
Al día siguiente Richard me presentó a su hijo Mathew, de más o menos 7 años y a su secretario Piero. Si Richard parecía raro, más lo era Piero, quien parecia ser un personaje salido de una película de Drácula, a quien le acaban de chupar sangre. Me refiero a la palidez de su rostro, ojeras y desgarbo. Sin embargo, al transcurrir los dias, su semblante mejoró y se mostraba más afable, aunque debo señalar que nunca pude sostener una conversación con él, era tartamudo y además parco. Aparentemente, su función era la de orientar y guiar a Richard en un país donde "gringo" era sinónimo de dinero a quien había que exprimirle hasta el ultimo centavo.
Los días pasaron y me fui encariñando com Mathew, un típico niño norteamericano de pelo rubio, ojos azules, inteligente y consentido. Esto trajo como consecuencia que Richard bajara un poco la guardia y al cabo de unas semanas me propusiera la gerencia de una empresa de bienes raices que recien había constituido. Piero terminó por convencerme diciéndome que el conocía a los dueños de grandes propiedades que estaban a la venta y que se podía conseguir la representación para las ventas de esas tierras. Creo, fue la única frase coherente externada por Piero, quien la mayoria de las veces se sentaba en un rincón de la oficina tabaco y periódico en mano. Pasaron unos meses y el negocio fue creciendo, habíamos contratado dos vendedores y puesto avisos clasificados en los periódicos de mayor circulacion. Esto último de los clasificados, me intranquilizaba un poco ya que debido a mis buenas relaciones con los periódicos había logrado que los avisos se pagaran trimestral y siempre tenía el temor de que Richard, por alguna razón se marchara abruptamente. Sin embargo, por momentos mis dudas se disipaban al ver como Richard extraía cada vez más dinero de su maletin y lo invertía en la compra de propiedades. Justamente este dato llamó la atención de mi esposo, quien me advirtió de las posibles operaciones que Richard pudiera haber estado realizando. Algun cambio noto Richard en mí que me dijo,
-Don't worry, I'm a serious business man, I don't do monkey business-
-I surely hope so- le dije, en tono grave.
Los días fueron pasando sin mayor novedad, solo que últimamente Mathew no estaba yendo a la oficina. Cuando pregunté por el me dijeron que prefería quedarse en la habitación del hotel jugando con el nuevo play station que le habían regalado. Unas veces lo cuidaba Piero otras veces lo hacía Richard, se suponía que Mathew entraría a la escuela al finalizar el verano. Lo extrañaba era un muchado que se dejaba querer, siempre bromeando y riendo. Lejos estaba yo de sospechar lo que a continuación sucedió. Una día tarde en la noche me llama Piero y me pregunta:
-¿Cuanto se debe de avisos clasificados y de cualquier otro gasto? Necesito que de inmediato me hagas una relación.
-Se debe 3 meses y hay otros gastos. ¿Pero que está pasando? ¿Pasa algo malo?- pregunté nerviosa.
- Ahora no te puedo explicar, pero te llamo dentro de una hora para que me digas el monto, mañana me entregas la relación y te pago.
Cumpliendo con las instrucciones de Piero le dí el monto y me prometió pasar por la oficina en horas de la tarde del día siguiente. Volví a preguntar por Richard y me dijo que cuando me viera me contaría. Como era de esperarse Richard no se presentó en la oficina la mañana siguiente y mis nervios no me dejaron trabajar hasta que no vi a Piero, que como un fiel soldado se apareció en horas de la tarde entregándome un cheque personal a su nombre.
-Richard es un buen hombre, me contaba Piero con los ojos aguados.
-Si,si- contesté, apresurándolo en su tartamudez.
-Y adora a Mathew- decía.
-Si, si- los sé, pero dime- le supliqué
-La mamá de Mathew es la hija del Secretario de Estado de la Presidencia de los Estados Unidos de Norteamerica y es una beoda. El después de verse involucrado en un escandaloso divorcio........
-Si, sigue- le insisti, nerviosa
Richard secuestró a su hijo y tiene orden de captura internacional. Por suerte no estabamos en el hotel cuando de la Interpol fueron a detenerlo. Antes de regresar al hotel siempre me encargaba de llamar a preguntar si alguien había preguntado por él. Cuando lo hice ayer la recepcionista me dijo que de la Interpol lo estan buscando. Antes de venir a verte, pase por el hotel a pagar las cuenta- comentó, con un dejo de tristeza.
-Piero, ¿Y que guardaba Richard en el maletín que jamás se separaba de el?
-Dinero, mucho dinero- El es millonario y además habiendo estado casado con la hija del Secretario de Estado de los Estados Unidos, te podrás imaginar. Anda huyendo de isla en isla sin poder tener una cuenta bancaria y mal vestido para no levantar sospecha.
- ¿Y como te empataste con él, como se conocieron?- Pregunté
-Ese es mi trabajo, soy guía turista y ex-policía- dijo Piero con humildad.
Me dió mucha pena saber que Mathew había sido secuestrado, que tuviera una madre alcohólica y que su padre anduviera con él de isla en isla, sin poder ir a la escuela y tener un hogar estable.
Más o menos pasaron 15 años y me encontre con Piero, quien tenía una linda casa en la playa. Me contó que no sabía donde estaba Richard pero que unos años antes le había llegado por correo un libro sobre su vida y la de Mathew. Relataba sus aventuras por el caribe y bajo seudónimos hablaba de nosotros. El libro se Titula' "El Hombre del Maletin".
Al momento de escribir este relato, ubique a Richard en facebook, vive en España.
Querida amiga Marilyn: interesante y atractiva historia la que cuentas. Es lógico que la madre busque a su hijo con Interpol, Cualquier madre lo haría, mucho más mucho más aquella que cuenta con apoyo del poder. Pero sin diminuir los derechos de esa madre, pienso en el padre que siendo millonario reduce su calidad de vida y se lanza a una vida nómade tan solo para mantenerse unido a su hijo. Eso también habla de amor. Esta es una historia de final abierto, como muchas otras, donde los hijos pasan a ser los trofeos a obtener.
ResponderEliminarPor sobre todo buen relato. La presentación de los protagonistas hace imaginar un guión de película.
Me agrado leerte Otro abrazito de oso para vos
Gracias Daniel, tienes razón el pobre Mathew era el trofeo a obtener en esta historia. Ojala, él, que debe ser ya todo un adulto no le haya afectado de forma traumatica y más bien comprenda que ambos padres simplemente lo adoraban
ResponderEliminar