Seguimos sin hablarnos. Todas las mañanas ella me sirve su silencio en taza de porcelana. Yo la bebo a pequeños sorbos para degustar el sabor amargo que me deja en los labios. Añoro las palabras que no volverá a decirme. Me complazco en la pena, recordando la caricia que de sus ojos cuando se posaban en los míos.
Las paredes de la casa, cada vez más pequeñas, parecen ir alejándose lentamente y yo me voy haciendo más pequeño, más insignificante.
A veces ella pasa de largo como un susurro, sin mirarme, sin verme, que es aún más doloroso. Yo me rindo a su presencia ausente antes de que finalmente este madero al que me aferro termine de escurrirse entre mis dedos.
Pregunto aunque no entiendo. Ya no te quiero, dice. Y esas cuatro palabras dan vida a este naufragio.
Las paredes de la casa, cada vez más pequeñas, parecen ir alejándose lentamente y yo me voy haciendo más pequeño, más insignificante.
A veces ella pasa de largo como un susurro, sin mirarme, sin verme, que es aún más doloroso. Yo me rindo a su presencia ausente antes de que finalmente este madero al que me aferro termine de escurrirse entre mis dedos.
Pregunto aunque no entiendo. Ya no te quiero, dice. Y esas cuatro palabras dan vida a este naufragio.
Ma. José Villarroya
Triste...
ResponderEliminarBesos Marilyn
Una dolorosa realidad que a muchos les cuesta aceptar.
ResponderEliminarMuy buena entrada!!!
Cariños….
Una instantánea muy bien lograda, aunque triste y dolorosa!
ResponderEliminarUn abrazo, Marilyn.
Y sin embargo existe la tiranía de la presencia que te socaba la estabilidad...
ResponderEliminarUn beso para ti querida Marilyn
y que tengas una buena semana.
Un trago triste y amargo que a veces la vida nos da a beber. Un abrazo
ResponderEliminarY al final, llegó el fin.
ResponderEliminarUn beso.
Muy triste y amargo.
ResponderEliminarBesos.
Un mal trago que a veces nos reserva la vida.
ResponderEliminarEn ese caso lo mejor hacer mutis por el foro y no volver a mirar a sus ojos. Al fin y al cabo ya no se merece nuestros desvelos.
Muy bueno.
Besitos.
Qué doloroso el tener que aceptar que el otro no te quiera, sobre todo cuando tú lo sigues queriendo. Me encantó esa frase que dice "me sirve su silencio en taza...", magnifica. Pensaba mientras lo leía en la rutina que se puede instalar en una pareja luego de muchos años juntos, cuando ya no hay mucho que decirse.
ResponderEliminarUn beso
Si te quedaras inmóvil, te crecería MUSGO en la piel?
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