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sábado, 3 de marzo de 2012
EL VISITADOR MEDICO
Cuando mi amigo, Ramón, me contó lo que le sucedió no podía parar de reirme, es que visualizaba la escena y no podía contenerme. Un poco sorprendido por mi reaccíon, esbozó una sonrisa; era evidente que el incidente no fue nada gracioso, más bien horrendo.
Resulta que Ramón era visitador médico de una afamada línea de productos farmaceúticos, para ello viajaba al interior del país con frecuencia. Ese día en partícular se aseguró de hacerle una revisión al carro antes de emprender el largo viaje y compró una parilla o portaequipaje donde pondría la mercanía que llevaría a su destino. También se habia comprado unos nuevos CD de música variada para suplir la falta de compañía.
El era un conductor prudente que manejaba a la defensiva, siempre atento a lo que ocurría a ambos lados de la carretera, por eso cuando impactó con aquella sombra blanquecina que se cruzo en medio de la carretera, no lo podía creer, quedó desconcertado. Acto reflejo frenó, miró por el espejo retrovisor, pero no vio nada -" creo que ví algo volar"-, comentó para sí. Respiró profundamente, y al mirar por la ventanilla de pasajero pudo observar como unos campesinos se acercaban al carro con machetas y palos levantando las manos y gritando fuertemente, lo que a juzgar por sus semblantes, eran improperios. Sin pensarlo dos veces, piso el acelerador firmemente y emprendío camino. A medida que avanzaba miraba por el espejo retrovisor, como más personas corrían detrás de él. -¿Será que estropée a un animal? se preguntó temeroso y apenado. Pero, no podía detenerse, matar a un animal en la carretera propiedad de un campesino, era una declaracíon de guerra.
Tras recorrer una distancia considerable a más de 80 kilómetros por hora y mirando constantemente el espejo retrovisor y los laterales, por fin llegó a un pueblito y como un vólido entro en el Destacamento de la Policia Nacional. Se bajo del automovil y dirigiendose al Jefe de turno, gritó "¡he estropeado a un animal, y ahí vienen los campesinos por mi, por favor ayudeme me van a matar! El agente, pasmado, por los gritos del pobre Ramón y de los campesinos que lo venian siguendo, caminó hacia el carro para constatar el daño que el impacto del animal pudo haberle hecho al carro y a escuchar los alegtaos de los campesinos. Para su sorpresa y la de Ramon encontraron a una anciana sujetándose firmente de la parilla del carro. Era evidente que lo que el había impactado con su vehículo no había sido un animal sino a una pobre señora a quien la conmosión hizo saltar. Ella, en su afan de salvar su vida se aferro con todas sus fuerzas la parilla del carro. Asi voló la vieja unos cuantos kilometros.
Los campesinos no venían detras del carro de Ramón reclamándole que habia estropeado un animal sino que le señalaban y gritaban que llevaba a una vieja enganchada en la parrilla. Por suerte, para Ramón y la anciana el incidente no pasó de ser un gran susto. La anciana fue revisada por un médico legista y afortunadamente no tenía fracturas en su cuerpo; a ambos le dieron a beber agua con mucha azucar, que según la gente de pueblo calma los nervios.
Una historia sumamente curiosa.
ResponderEliminarBeso
¡Pues me alegro de que todo quedad en un susto! Una especie de milagro ¿no?
ResponderEliminarBesos
De verdad Marilyn que eres única; en cuanto a narrar.Puedes hacer pasar al lector: del pasmo, al asombro,a la risa tronchante: con tus relatos.Muy bonito de verdad!.
ResponderEliminarMenos mal! que la cosa no paso a más; si no el pobrecillo a saber!.
Feliz día de domingo abrazos.
Que loco n.n
ResponderEliminarMe gustó; de la risa a la tragedia a veces hasta un paso es demasiada distancia.
ResponderEliminarPor suerte en esta ocasión ganó la broma.
Un abrazo (que también calma los nervios).
¡Pobre anciana! Menos mál que adoso parrilla, sino...
ResponderEliminarUnos amigos iban en auto por la carretera cuando sintieron un golpe contra el coche (Para ustedes carro) Y uno le preguntó al otro - Dime: ¿Los pingüinos usan cofia? - ¡No! - Respondió el otro -¡Pues entonces hemos atropellado una monja!
Besos para tí
Hola Marylin, muchas gracias por tu visita, espero verte muuuchas veces por mi blog :)
ResponderEliminarMe hizo reir mucho tu relato, pobre tu amigo el susto por el que habrá pasado.
Un abrazo
<Me quedo también en tu segundo blog!! Cómo te da tiempo a actualizar los dos??!!!
ResponderEliminarBsss
pah, dame un vaso de agua con mucha azúcar, pensé que la vieja la quedaba
ResponderEliminarsaludos
Una historia bien salpimentada, un poco de intriga y un poco de humor.
ResponderEliminarUn saludo.
Vaya susto, jajaja
ResponderEliminarel humor en los relatos te dan alas para escribir..
ResponderEliminarjajaja
un saludo
Roberto
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