El otro día regresé a unos de mis antiguos vecindarios y se me partió el corazón. Noté grandes cambios: el parque ya no estaba, en su lugar habian torres, la escuela ahora era un supermercado, y muchas de las antiguas residencias eran establecimientos comerciales. Mientras caminaba no ví a nadie conocido, más bien las personas se quedaban mirandome como si yo fuera un bicho raro. Temía lo peor, que mi casa no estuviera. Avancé unos metros y un profundo alivió me embargó.
Alli estaba la casa, impecable con su espléndido jardin, y el color rosa de su fachada que la hacía resaltar. Estuve tentada a entrar, y visitar a los propietarios pero, mi habitual timidez me lo impidió. Además, una niña que se mecía en uno de los columpios, cuando me vio salió corriendo y una señora, que presumo era la dueña de la casa, tomó la niña de la mano y con cara de asombro apresuró el paso y entró a la casa. No le dí mayor importancia, pues quizás la señora se sintío intimidada por el largo rato que estuve contemplando la casa. No se cuanto tiempo me detuve ahí, absorta, pero mentalmente la recorrí toda. La primera planta: el comedor, la sala, tres dormitorios, la terraza y la cocina En el segundo piso, dos dormitorios, y finalmente el ático, mi lugar favorito. Aquí pasaba largas horas jugando a las muñecas, leyendo y escuchando música en un tocadiscos que me había regalado mi padre. "Cuanto me gustaría revivir todo aquello", me dije mientras apresuraba el paso para salir de alli. Al cruzar la calle, antes de llegar a la esquina dónde tomaría el autobus aproveché y compre el periódico en una tiendita. Al hacerlo, observé como unas mujeres no me quitaban los ojos de encima y como si vieran a un demonio, me miraban y se agruparon con ojos de asombro y de espanto. ¡Qué susto! Gracias a Dios, en ese momento pasaba el autobus que me llevo de regreso a mi departamento.
Me sentia agotada e inquieta. ¿Por qué me miraban de esa manera en ese vecindario? Me miré en el espejo, y verifique mi vestimenta, todo estaba bien. Cómo no encontraría respuesta a mi pregunta, fastidiada tomé el periódico, necesitaba relajarme. Después de hojear las primeras pagínas, unas fotografías llamaron mi atención, las fachadas de tres casas. De inmediato las reconocí. eran las residencias dónde había vivido durante mi infancia; una de ellas la que acababa de ver. ¿Pero que es esto? El titular decía: La Niña del Atico-Aparición de una Niña Fantasma.
Lo que acontinuación leí me paralizó de miedo: Propietarios de 3 residencias buscan ayuda para retirar del atico a niña fantasma. Antiguos vecinos afirman reconocer la aparición como a la de una nîna de nombre Sandra quien vivió en esas residencias por muchos años y que luego desapareció sin dejar rastro. Según la policía el caso sigue abierto.
uno desearía no creer, pero el caso sigue abierto
ResponderEliminarsaludos
Me causaste escalofríos, Marylin... me causaste escalofríos.
ResponderEliminarEs una historia impresionante, y el final sorprendente de verdad.Muy bueno. Un abrazo
ResponderEliminarCómo me gustó ese final, mucho. A uno que siempre dice que todo tiempo pasado fue peor le resulta extrañamente grato pensarse como un fantasma de sus pretéritos... cosas de la subconciencia.
ResponderEliminarMe gusto el relato, un abrazo.
Impresiona, francamente colosal esta entrada von un final de escalofrío.
ResponderEliminarEnhorabuena. Muy bueno
Un abrazo
Muy bueno, la mente y la imaginación son libres de proyectar lo que se le ocurre y en este caso ha resultado un "cuento" del todo verosímil.
ResponderEliminarBss
Alguito de miedo no siempre es malo...
ResponderEliminarPor suerte es cuento.
un saludo.
Qué giro le das al final! me gusta te cautiva todo el tiempo, un fuerte abrazo Marylin
ResponderEliminarQué bueno, da y un poco de miedo, le das un giro al final que me has dejado con un poco... Tienes una imaginación...
ResponderEliminarUn abrazo.
Impresiona pensar que te vean los demás como un fantasma que se apega a las casas donde ha vivido. En el fondo así es la realidad, sentimos apego por los lugares y en muchos casos nos gustaría volver porque allí están nuestros recuerdos.
ResponderEliminarMuy buen relato.
Un saludo.
Un relato estupendo que te atrapa, te identificas con una posible visita a lugares de la infancia...
ResponderEliminarY el final es de poner los pelos de punta.
Enhorabuena, Marylin.
Un abrazo.
Hola Marilyn, aquí llego a tu otro blog de cuentos. Gracias por la invitación.
ResponderEliminarEste relato me ha gustado mucho, a mi particularmente me gustan bastante las historias con fondo gótico, son tan clásicas las historias de fantasmas que es un gusto leerlos, simpre te sorprenden. No imaginaba que iba a terminar así. Pensaba en un relato más de recuerdos.
Muy bueno.
Un abrazo
En verdad sorprendes con el final después de un desarrollo tan ameno en el relato. Me gustó mucho.Podrías pensar en una segunda arte ya que dejaste abierto el final
ResponderEliminarBesos mil
Tamally maak
Daniel