El pueblo era gris y triste por que según rumores estaba maldito. Un extraño silencio reinaba siempre, a excepción de las noches negras y densas cuando se escuchaba una risa extraña, histérica. Algunos decían que era la risa de una hiena corriendo detrás de su presa, otros, que era parte del ritual del brujo, Bawongo.
Por aquellos días la mayor parte de los moradores del pueblo andaban preocupados por la desaparición de una niña, la hija del Gobernador de la provincia, sobre cuyos detalles y circunstancias dio cobertura la prensa. Por éste motivo y porque quien había desaparecido era nada más y nada menos que la hija de una figura pública, la policía andaba desesperada por hallar el culpable del secuestro lo antes posible. El runrún se extendía por calles y patios de vecinos que Bawongo la había secuestrado.
Nervioso, Bawongo, movía incesantemente la rodilla, aseguraba que él no había secuestrado a esa niña. Pero, cuando trajeron el cuerpo sin vida de un niño con mordeduras en todo el cuerpo, temblo de arriba abajo. Sus ojos brillaban con excitación y exhalaba algo a manera de un suspiro salvaje. De repente una horripilante risa, como la de una hiena, celebrando un festin, salió de su boca. Confesó.
Cuando lo esposaron, Bawongo, una vez mas negó haber secuestrado a la hija del gobernador, pero dijo haber secuestrado a más de 10 niños para extraerles la sangre, las grasas y el tuetano de los huesos. Con esto hacía una pócima para curar enfermedades y la vendía a muy buen precio. Con el resto alimentaba a sus mascotas, las hienas.
runrún que se extendía por calles y plazas, mercados y patios de vecinos, era completamente cierto. Eran muchos los niños que a diario desaparecían en las grandes ciudades durante aquellos años y los padres, para amedrentar a sus hijos, para hacerlos más precavidos, les contaban tétricos relatos sobre "el hombre del saco".
Escalofriante tu relato, yo creo que él si mató a la hija del gobernador.
ResponderEliminarSaludos.
Un brujo malo éste. Porque los hay buenos también. Ya sabemos, no sólo en el mundo de los brujos y de las brujas, podemos usar nuestros poderes y talentos de manera maléfica o benéfica.
ResponderEliminarUn abrazo para ti!
Definitivamente escalofriante! Vendia las posimas para curar enfermedades... me imagino que nadie sabia de que estaban hechas al comprarlas! Que horror.
ResponderEliminarMe ha encantado Marilyn, otro gran relato! como nos tienes acostumbrados!
Un abrasote!!!
*Michelle Perez
Uaaauu, fuerte relato, tetrico y escalofriante.
ResponderEliminarBesos
Uff que horror. Me has recordado un episodio muy negativo que me ocurrió con unos vecinos. Le oí í decir a un hombre a su mujer que su risa era tan falsa como la de un hiena. Fue mi primer encuentro con este animal.
ResponderEliminarBss
Me dan escalofríos solo de pensarlo. Me ha recordado a la película "El Perfume".¡Qué horror!
ResponderEliminarQue tengas buen finde
Escalofrios. Es lo que regala tu relato. Ultimamente al visitarte entro en puntas de pie y con una linterna a tu blog. Esta dando chuchos. quizas el culpable sea el flaquito que camina a la derecha y abajo de tu página.
ResponderEliminarUn placer leerte
Tamally maak
Daniel
Sin dudas que hay magias muy caras,
ResponderEliminarme gustó el relato, un abrazo.
terrible!
ResponderEliminarme impactó, saludos
Carajo, pero que miedo dan esos bichos...
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Espero que solo sea un relato de tu invención pues la verdad es que es vedaderamente aterrador.
ResponderEliminarParece una historia para no dormir. De todas maneras, asi nos haces pensar.
Un abrazo Marylin
Relato aterrador, o eso espero, que sea un relato.
ResponderEliminarUn saludo.
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ResponderEliminarMarilyn.¡Me ha encantado!.
ResponderEliminar¡Mira porque se reia la hiena porque se habia dado el festin!.
Un saludo..