El mono que salvó a un pez
—¿Qué demonios estás haciendo —le pregunté al mono cuando lo vi sacar un pez del agua y colocarlo en la rama de un árbol.
—Estoy salvándolo de morir ahogado —me contestó el mono.
Este brevísimo relato nos habla de que muchas veces tenemos "muy buenas intenciones", pero esas intenciones no son necesariamente las indicadas ya que no estamos respetando la naturaleza del otro.
Ja. Me hizo recordar una tarde en que salí en defensa de una mujer que era golpeada por un hombre y mientras lo hacía la mujer desde atrás me pegó un zapatazo en la cabeza por enfrentarme a su pareja. Fue hace muchos años tu relato me lo hizo recordar. Un abrazo
ResponderEliminarEs un relato muy breve pero lleno de sabiduria. ¡Que experiencia! . Siempre me ha llamado la atención la forma en que muchas mujeres reaccionan ante la agresión de su pareja. Un abrazo
ResponderEliminarMuy bueno.... suerte
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