LA MARABUNTA

El horror dominaba mis sentidos,me encontraba alli en penumbras, inerte. Mis piernas y mis brazos entumecidos y frios no respondian, no podia quitarme a la hormiga asesina de encima. Era tal la desesperación que frenéticamente movía la cabeza de un lado a otro tratando de espantarla. Empapado en un sudor agónico grité, -!Oh Dios! ¡Por favor, no, no!-
Mientras más gritaba con más saña clavaba su aguijón en mi pupila izquierda, una y otra vez, repetidamente. Sentía como se hinchaba mi rostro convirtiéndose en una ampolla purulenta, el dolor me consumía.
Cuando ya no tenía fuerzas para gritar y estaba a punto de desmayarme agitadamente batió sus alas y se posó sobre mi oreja izquierda. Escuchaba como frotaba sus patas, y con un saboreo constante preparaba la mandíbula que en forma de garra me arrancaría la oreja. Mi cuerpo se estremecía de espanto y terror mientras ella se adentraba en mi oido. Batía sus alas, haciendo un ruido enloquecedor, hasta que de repente se detuvo. -Dios habia escuchado mi plegaria- me dije. Volvió a batir sus alas pero esta vez con menos fuerza hasta que lo que escuche fue un susurro- ¡Es un sueño, abre los ojos!-  Sobresaltado me incorporé y de inmediato revise las frias sabanas que aun estaban empapadas de sudor. Un ejército de hormigas marchaba desde el espaldar de la cama dirigiéndose hacia mi almohada.