Ayer comentaba con mi hija sobre las oportunidades que a diario la vida nos ofrece. Constantemente tenemos ante nosotros ocasiones que por dejadez, pesimismo, o por no ver mas allá de nuestras narices, desaprovechamos. Siempre existe una razón para dejar pasar las oportunidades, y después nos quejamos de que tenemos mala suerte o de que nos arrebatan de las manos lo deseado. Dios nos da muchas oportunidades, pero estas no necesariamente estarán disponibles para siempre. Muchas veces la ocasión se presenta un sola vez y la dejamos ir y cuando queremos hacer algo al respecto ya es demasiado tarde. No podemos esperar que las cosas pasen tan solo por que así lo queremos. Si queremos algo, busquémoslo, no hay que temer al riesgo. La vida es una oportunidad cuando nos dice "no" y cuando nos dice "si", una ocasión para amar y ser amado, para conservar una amistad, para perdonar, para conseguir un trabajo, para ser feliz. El libre albedrío es nuestro, aquí, ahora, la oportunidad no espera. De ahí el antiguo adagio "a la Ocasión la pintan calva ", o "tomar la Ocasión por los pelos".
Los griegos y los romanos personificaban a la Diosa Ocasión como a una mujer hermosa, desnuda, con alas, como símbolo de la fugacidad con que pasan ante el hombre las buenas ocasiones u oportunidades. Parada en puntas de pie sobre una rueda y con un cuchillo en la mano, la Diosa tenía una cabeza con abundante cabellera, mientras que por detrás, era totalmente calva. De este modo se daba a entender que una vez que ha pasado la Ocasión es del todo imposible recuperarla, y que por lo tanto, no se debe dudar un instante cuando se presenta un oportunidad o coyuntura.
En los momentos actuales, para muchos, de crisis económica y en otras instancias de nuestras vidas vale la pena recordar que "a la ocasión la pintan calva" , que siempre hay oportunidades y debemos de aprovecharlas.
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lunes, 9 de agosto de 2010
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