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sábado, 12 de julio de 2014

MODORRA



Incontables veces sonó la alarma del celular, antes de que aquel hombre decidiera levantarse. Aplazando durante cinco minutos, y otros cinco y cinco más, muchos más. Llegado cierto momento, el hombre se puso de pie y fue al baño. Al abrir la puerta, se encontró con que sólo había oscuridad. El cuarto de baño había desaparecido. Contrariado, miró hacia atrás; y atrás, donde hace segundos había estado su habitación, también era oscuridad. Intentó mirarse las manos. No estaban. Estúpidamente, intentó palparse el rostro y las piernas; intentó hablar. Consideró que todo era un error y que aún estaba en su habitación. Reclamó y lanzó improperios. Intentos fútiles y absurdos reclamos. Ya no había rostro ni cuerpo, no había voz ni habitación. Ya no había tiempo.

Oscar M.

9 comentarios:

  1. Ah, me he quedado sin palabras… más bien me he quedado pensando.
    “Ya no había tiempo” esa frase me hizo un “clic”.
    Cariños….

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  2. ¡Qué horror! Una experiencia estremecedora y un extraordinario relato. Que tengas buen domingo. Besos.

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  3. Me he quedado sin palabras, solo de pensarlo.
    Un saludo.

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  4. Suponiendo que el tiempo haya existido alguna vez, claro.

    Saludos

    J.

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  5. Me encanto! Excelente relato, me dejo .... muda.
    Besos,

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  6. Me encantò, un excelente relato!
    Me hizo recordar y pensar que tantas veces hice aplazar, dos, tres, cinco minutos....
    sin reflexionar seriamente que algùn dia no habrà màs tiempo que aplazar!!
    Un abrazo fuerte.

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  7. Escalofriante!.
    Te superas día a día. Enhorabuena.
    Besitos.

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  8. Algun dia el tiempo se agotara, gran relato.

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  9. me gustan como son tus letras y como ves tu vida

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