Este es mi regalo, abuelo. Ábrelo. Deja que te ayude si no puedes. ¿A que es bonito? Un pequeño cuaderno de princesas con cien hojas de colores. Mira, puedes arrancarlas, así. ¿Lo ves? En cada hoja he escrito una palabra. Cama, mesa, silla, armario, lámpara, espejo, baño. Todo lo que tienes aquí, en tu cuarto, en la residencia. Mira, las hojas son adhesivas. Ahora te ayudaré a pegarlas todas. Todas menos una, la que he prendido a mi vestido nuevo. Mira, he escrito en ella Alicia. Así no tendrás que improvisar más excusas cuando no logres recordar mi nombre.
Santiago Eximeno
Justo hoy estuve en un centro de alzheimer, vi la dedicación con que son tratadas las personas, el cuidado y cariño, la paciencia infinita, pero sobre todo, vi cuando llegaban sus familiares por cada uno de ellos, fue hermoso sentir el amor entre ellos.
ResponderEliminarUn beso Marilyn, como siempre precioso y reflexivo tu micro relato.
Cuanta tristeza y enorme cariño encierra esta entrada.
ResponderEliminarMuy buena, Marilyn!!!
Cariños...
Bonito homenaje, esperemos no pasar por ello.
ResponderEliminarUn saludo
elperroverde
Triste pero puede ser bien real.
ResponderEliminarAbrazos Marilyn.
Triste y tierno a la vez. Una enfermedad terrible que nos lo arrebata todo. Esperemos no vernos nunca en ella. un abrazo grande
ResponderEliminarPalabras cargadas de ternura y de cariño.
ResponderEliminarUn abrazo.