¡Tún, tún! Golpeó la puerta con insistencia el cartero.
¡No estoy! contestó el fantasma, malhumorado y con su usual voz de ultratumba.
Fue tal la sorpresa del infeliz, que dejándo la carta por debajo de la puerta en la casa abandonada, murió de un prolongado e incontrolable ataque de risa.
Sorprendente. Un relato cargado de ingenio. Me ha gustado mucho. Besitos.
ResponderEliminarEstupendo relato!!
ResponderEliminarMe encanto!
Dicen que las risas incontroladas, son lo que mas molesta a los fantasmas malhumorados.
Saludos!
Marilyn:
ResponderEliminarAquí has explorado los magníficos caminos del humor negro.
¡Felicitaciones!
Un gran abrazo.
Murió de la risa? XD...que "loco" la historia...me gusto, me hizo reír, y eso es mucho lograr :)
ResponderEliminarBendiciones...
Dicen que de algo hay que morirse, dicen.
ResponderEliminarSaludos
J.
Pd: No hay forma de evitar que la música se active por sí sola?
A veces el malhumor de algunos provoca risa incontrolable en los demás.
ResponderEliminarSalute!
Qué bueno el micro. Casi estoy por asegurar que tu fantasma era pariente de Canterville
ResponderEliminarBesos