Uno a uno, tocaron con sus nudillos fríos la puerta trasera del museo, susurrando con voz queda y trémula, para deshacerse de sus monstruos y sus martirios.
Tal fue el éxito de la iniciativa, que al abrir sus puertas (el museo) a tan descabellada exposición, la ciudad entera suspiró y por fin pudo dormir tranquila.
Mas el alivio duró poco. Tras el primer día, los habitantes de la ciudad, tuvieron que lidiar con la más terrible de las pesadillas, que les acosaba todas las noches, cuando el silencio, por fin, dominaba las calles.
Pues Morfeo había decidido acosarles con el sueño de un museo que cerraba sus puertas a una exposición arriesgada, viéndose en la tesitura de regresar a sus dueños todo el material cedido para la misma.
judas Krae
¡Qué horror! ¡ Qué exposición más macabra! Una vez más me dejas impresionada. Un abrazo
ResponderEliminarWow, que imaginación tienes linda, es impresionante
ResponderEliminarBesos Marilyn
Me admiro de tu imaginación, de tus historias cortitas y sabrosas. Me encantan !!!
ResponderEliminarQue tire la primera piedra aquel que diga que no tiene sus monstruos personales.
ResponderEliminarMe ha gustado la narración.
Un abrazo.
Una historia cargada de muchísimo peso moral...Morfeo: no sabe sino quitar el sueño en vez de ayudar a las pobres gentes del lugar a que no tengan pesadillas.
ResponderEliminarUn relato precioso te felicito!
Un abrazo Marilyn.
Marilyn, mudo quede a tan buen relato, sintiendo no haber podido enterarme antes de tan buena propuesta, pues aunque mi monstruo es por desgracia uno que castiga muchos, no me hubiera importado dejarlo allí, y te garantizo que sabiendo el resultado, no pegaría ojo no sea se me apareciera otra vez.
ResponderEliminarUn abrazo.
La idea de poner a los monstruos personales en un museo es terrorífica, y más todavía que la gente no pueda desembarazarse de ellos ni en sueños.
ResponderEliminar¡Muy bueno,Marilyn!
Abrazo
Marilyn:
ResponderEliminarNada peor que el miedo al efecto bumerang.
Muy bueno.
Un gran abrazo.
Era buena manera de expulsar los monstruos, una terapia liberadora que se convirtió en terror cuando hubo que recoger aquello que pensaban que ya habían expulsado de sus vidas.
ResponderEliminarBuen relato, me ha gustado mucho.
Un abrazo.