Un día es muy largo para un ciego. Miro y solamente sombras van y vienen. Sin identidad, ni nombres ni diferencias. Se convierten en personas cuando hablan, en pájaros cuando trinan, en perros cuando ladran.
A veces me rebelo. Abandono la seguridad de la silla y ando. Incluso me lanzo a la aventura de caminar sin bastón blanco por la ciudad. Pero no me dejan. Siempre hay almas caritativas que impiden a un ciego ser libre de correr peligros.
Hace años que vivo en un mundo de ruidos. Un coche es un claxon o un tubo de escape. Un hombre, su voz. Un mercado, la algarabía.
Sólo veo durante la noche. Entonces el sol brilla sobre hermosos huertos verdes donde cuelgan maduras las naranjas. La noche abre la puerta de la felicidad para mí.
Fui feliz hasta que llegó el tigre. Veo sus ojos amarillos que todo lo ven. Está ahí, puntual cada madrugada como el canto del gallo.
El sudor frío me empapa el cuerpo. Mis ojos ven sus ojos. Y su fiereza sabe de mi cobardía.
Me persigue a través de cañaverales, de pantanos. Atravieso la jungla y el monte. No encuentro hueco donde pueda escapar de su mirada. Y entonces quiero que amanezca y refugiarme en la seguridad de la ceguera. Salir de la anormalidad de ver cuando nadie ve, de ser feliz cuando todos duermen. Quiero convertirme para siempre en un ciego insomne. Porque no sueño por las noches, veo.
JOSE MARIA MERETE
Precioso relato!.
ResponderEliminarUn abrazo Marilyn.
que placer es leerte
ResponderEliminarUna ficción llevada a la excelencia,
ResponderEliminares un gustazo leerte querida Marilyn.
El ver cuando los otros duermen...
El no ver cuando los demas te limitan...
Abrazos cálidos.
Marilyn:
ResponderEliminarMuy buen cuento, con un aire "borgeano". Ya que en él coincide la ceguera, el tigre y el color amarillo (propio de la enfermedad en la visión de Borges).
"El oro de los tigres" es un libro de Borges donde hace referencia a estos mismos elementos del relato de Merete, quien -posiblemente- hace un homenaje al gran escritor.
Muy buena entrada, entonces.
Un gran abrazo.
Coincido completamente con Arturo.
ResponderEliminarLa vaga luz, la inextricable sombra
Y el oro del principio.
Oh ponientes, oh tigres, oh fulgores
Del mito y de la épica,
Oh un oro más precioso, tu cabello
Que ansían estas manos.
EXCELENTE ENTRADA...
CARLOS
ver los sueños, es ser parte activa de él, lo que muchas veces es trágico
ResponderEliminarsaludos