miércoles, 26 de septiembre de 2012
EL COLUMPIO
Alfredo entró a E-bay dispuesto a comprar un columpio de segunda mano para su hija, Clarissa,
quien pronto cumpliría nueve años. Buscó y buscó hasta que encontró lo que buscaba, un columpio color rosa de dos asientos. A los pocos días llegó la caja con el columpio y las instrucciones para armarlo. Cuidadosamente lo armó cerca del arbol de almendro aprovechando la sombra de sus ramas. Cuando Cristina regresó de la escuela se encontró con la grata sorpresa. Lo vió y salió corriendo; se subió en él meciéndose a toda velocidad. Alfredo la contemplaba orgulloso y lleno de contento. Clarissa era la niña de sus ojos, su felicidad era la él. Sumido en sus pensamientos contestó el celular, mientras la observaba, "Sí, por supuesto Alberto, nos podemos reunir maña........" De repente advirtió que el segundo asiento del columpio se mecía solo, a la misma velocidad y a la altura que el de Clarissa. Su hija movía los labios como si estuviera conversando con alguien y por momentos reia a carcajadas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
El espectro de la antigua dueñita de ese columpio...Que fuerte!... pero me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo Marilyn
Vaya, niña me has dejado un escalofrío tremendo, es que cuando de niños se trata, es superior a mi :)
ResponderEliminarBesos linda
Inquietante .. y a la vez bello..
ResponderEliminarMe encanta .. Gracias
Un cálido abrazo
Ohh, quizás solo fue la gran alegía que cogió y se puso a soñar...
ResponderEliminarMuy buen relato Marilyn.
Un abrazo.
Un relato lleno de misterio. Muy bueno. Un beso
ResponderEliminarLos niños siempre tienen amistades imaginarias.
ResponderEliminarPodría ser.
Muy lindo y me gusta el misterio y las posibilidades que encierra.
Un abrazo.
¡Jope!
ResponderEliminarRiete tú de los amigos imaginarios de los niños. Se me han puesto los vellos de punta de sólo imaginar la escena de marras.
Un abrazo.
Produce escalofríos comprobar en tu relato con que naturalidad aceptan los niños situaciones que a nosotros nos asustan.
ResponderEliminarBuena historia.
Un abrazo.
Uff.. que escalofrío me ha dado Marilyn, muy buen relato. :)
ResponderEliminarTenía una hija y ahora casi que tiene dos, al menos se llevan bien... de momento. :)
Un beso.
Ui madre, no se si el propósito de este mini-relato era asustar, pero me he quedado un poco... ai ai jajajaja
ResponderEliminar¡besitos!
Marilyn:
ResponderEliminarNi susto que se habrá pegado ese padre...
Muy bueno, tienes una imaginación prodigiosa y en este cuento lo pones de manifiesto.
Un enorme abrazo.
Muy bien con Clarissa! El mundo será de ella.
ResponderEliminar¡Qué inquietante ese final! para los adultos, porque la niña lo acepta con la mayor naturalidad. Marilyn lo has clavado, me parece un relato extraordinario.
ResponderEliminarBesos^^