Corrió hacia la boca del pozo como un desesperado. De las profundas aguas de su interior, a más de un centenar de pies de la superficie, los quejidos se hacían más prolongados y estremecedores. Moisés se inclinó sobre el brocal de piedras y asomó la sudorosa cabeza por el oscuro círculo. Abajo, alguien se ahogaba. Con sólo echar una soga el infeliz podría salvarse. Moisés tenía en sus manos la vida de aquél hombre. Afirmándose con cuidado en las piedras, Moisés gritó con decisión: "Hermano, no te angusties más, que tu agonía ha terminado!" Al escuchar este mensaje redentor el desdichado inmerso columbró un luminoso rayo de esperanza. Y con la voz ronca y entrecortado sollozo con una inmensa gratitud:
"¡Gracias, Dios mío, por oír mis plegarias!" Entonces Moisés, instrumento del altísimo, cumplió la promesa que había hecho y tomando entre sus recios brazos una pesada rueda de hierro que había cerca, la dejó caer dentro del poso. Como no volviera a escuchar ningún otro lamento, Moisés se retiró discretamente para continuar sus labores.
Jesús Abascal
Cuentos Cubanos de lo Fantástico y Extraordinario
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No me gustaría encontrarme por el camino con un Moisés de este tipo
ResponderEliminarUn abrazo
Cerca de casa vive un un carpintero de nombre Moisés te aseguro que no le pediré ayuda me encuentre en la situación que me encuentre.
ResponderEliminarUn ramo de besos para vos
A veces suceden así; nos gozamos de hacer grandes hazañas... y para el otro, qué fue?
ResponderEliminarhermosa reflexión Marilyn.
Buen sábado
un beso
Pace e Bene!
Que Dios me libre de encontrarme con un Moisés así, en mi camino.
ResponderEliminarBuen día, querida y a ese Moisés lejos, lejos ehhhh!!!
Vaya, si llega a saber la ayuda divina que iba a recibir, se había quedado callado. :)
ResponderEliminarUn beso Marilyn.
ResponderEliminarUna reflexión con humor.
Me encanto!!
Cariños...
Marilyn:
ResponderEliminarDe seguro que Moisés le debía unos dinerillos al ahogado...
Y le dijo (por lo bajo), que Dios te lo pague.
Esa es mi interpretación, ¿estoy equivocado?
Muy buen post.
Un gran abrazo.
Terminar con la agonía terminó, al menos no mintió.
ResponderEliminarPero ni rastro de culpa!
Muy bueno
Un beso
Buen humor en esta entrada, Marilyn. Un Moisés muy particular.
ResponderEliminarUn abrazo.
HD
Muy bueno, me hiciste reir.
ResponderEliminarMoises cumplio su agonia termino
Un abrazo
¡Jolín para el Moisés, que bien mandado es!
ResponderEliminarYo hubiera llamado a alguien al que le debiera dinero, así no tendría mas remedio que salvarme si quería cobrar la deuda... jajaja
Besitos.
Tuve un tío-abuelo que se llamaba Moisés. Moi para los colegas.
ResponderEliminarSiempr tuvo los brazos hechos polvo, pregonaba, por las leyes que le cargaron en dos tablas.
Vaya con los Moiseses, cómo se las gastan.
Un abrazo, Marilyn.
Pues en realidad no mintió, pero que crueldad vaya
ResponderEliminarBesitos Marilyn
Y terminó su angustia!
ResponderEliminarhola Marilyn,
ResponderEliminaruuff! el pobre Moisés, confundió el sentido de la ayuda!
un abrazo^^