CONFUSION

Me senté  a meditar en uno de los bancos del parque, frente al cementerio. El viento silbaba, las brumas de la mañana huian. Palomas de pechuga gris, felices,  gorjeaban y picoteaban los granos del jardin, al verme salieron volando despavoridas. Cuando caí en cuenta, todos me miraban.  Hablaban de mi, de vez en cuando me miraban otra vez. Algunas personas que estaban cerca se aproximaron aún más, murmuraban, entonces me miraban otra vez, como con pena. Se incoporaron más personas. Escuchaba palabras que repetían, palabras raras, había personas de diversas nacionalidades en la multitud.  Debo decir que no eran placenteras, entre ellas reconocí: satán, brujo, vampiro. Ya me rodeaban un número sígnificativo de personas, todas hacían la señal de la cruz y me señalaban con el dedo. Entonces comprendí que, no era yo quien creía ser. Me levanté, y cabizbajo caminé de regreso al cementerio.