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miércoles, 30 de noviembre de 2011
EL ENCANTADOR DE SERPIENTES
El rostro del orador palideció y por un instante la mente se le turbó, sus rodillas le entrechocaban. sintíó que iba a desmayar. Aparentemente, sólo él veía el arma que le apuntaba desde una de las ventanas de un edificio próximo a la plaza. Sudaba copiosamente, sus manos trémulas se agarraban firmemente del podio. Miraba fijamente hacia la ventana, con la esperanza de que alguien más viera al intruso.--¿Que más puedo hacer?-- se preguntaba. Prosiguíó en su discurso......"Empezando por Moises, todos los grandes líderes de la historia sabían que era necesario aplastar por completo al enemigo al que temían. Si se deja encendida una sola brasa, por muy débil que sea, siempre se corre el riesgo de que vuelva a desencadenarse un incendio. Se ha perdido más por una aniquilación a medias que por una exterminación total: el enemigo se recuperará y buscará venganza. ¡Destrúyalo por completo!". El orador seguía hablando mientras se secaba el sudor de la frente. "El enemigo debe ser exterminado, aplastado y privado de toda oportunidad de volver y perseguirnos. Esto vale tanto más cuando se trata de un amigo que se ha convertido en enemigo. La norma de "aplastar al enemigo" es tan vieja como la Biblia. Puede que el primero en ponerla en práctica haya sido Moisés, quien la aprendió de Dios, cuando Él separó las aguas del mar Rojo para que los judíos pudiesen pasar y luego volvió a cerrarlas sobre los egipcios que los perseguían, de modo que "no escapó uno solo". Cuando Moisés bajó del monte Sinaí con los Diez Mandamientos y vio que su pueblo adoraba al Becerro de Oro, hizo degollar hasta al último de los transgresores. Y, ya en su lecho de muerte, dijo a sus seguidores, que por fin iban a entrar en la Tierra Prometida, que cuando hubieran derrotado a las tribus de Canán debía "destruirlas por completo... no hacer trato con ellos ni tenerles clemencia".
La multitud enardecida aplaudía y aplaudía, no se daba cuenta de la maniobra del orador. Este astutamente para salvar su vida y alertar a su edécan cambió el discurso, recurriendo a algo que leyó y memorizó una vez en el libro "Las 48 Leyes del Poder"; "Aplaste A su Enemigo Por Completo".
El hombre de la ventana, retiró lentamente el dedo del gatillo; permaneció inmovil mientras vigilaba y escuchaba atentamente "'Debe notarse, dijo el orador, mirando fijamente hacia la ventana, pues, que al hombre hay que halagarlo con suaves palabras y lisonjas o de lo contrario aniquilarlo".
El sonido fuerte y seco de un disparo sorprendió a la muchedumbre, todos miraron a sus espaldas mientras un hombre caía lentamente desde uno de los pisos de un edificio sobre el pavimento. El orador, recobrando sus fuerzas lentamente, miró por última vez hacia la ventana para asegurarse de que su enemigo, la serpiente, ya no estaba ahí, había sido aniquilada.
controvertido pero ameno, fue un gusto leeros
ResponderEliminarsaludos
Final correcto.
ResponderEliminarUn saludo.
ufff!
ResponderEliminarGenial Marilyn, lectura envolvente y muy bien guiada hasta la sorpresa final.
Me gustó mucho tu "Encantador de serpientes".
Un abrazo.
Conozco a varios "encantadores de serpientes".
ResponderEliminarMe encanto este relato y sobre todo el final. Estupendo!
Saludos
Me he quedado impactado por el discurso, más que por la totalidad de la narración, da miedo pensar que muchos piensan así aunque nunca lo expongan en voz alta.
ResponderEliminarUn saludo.
Me ha gustado tu relato, Marilyn!!
ResponderEliminarMuy bueno!! Y genial el final.
Saludos.
Lau.
Saludos, estimada compatriota Marilyn:
ResponderEliminarUn relato muuuy bien logrado éste. Tenso e intenso hasta el final, el cual, por demás, es impactante y bien sorprendente. Me encantó.
¡¡¡SAWABONA!!!
impresionante relato nos regalas , infinitas gracias te da esta amiga admiradora por hacernos participes de el, besinos miles .
ResponderEliminar¡Marilyn!
ResponderEliminarHe estado a punto de salir corriendo y alejarme de la pantalla del ordenador, No hagas ese tipo de cosas.
Demasiado real el relato. Mis felicitaciones, muy bueno, exelente.
Disculpa. Recien me entero de este rincon tuyo.
Estare pendiente. Un beso.
querida amiga:
ResponderEliminarMuy bueno el relato. Cuando leí el titulo y no podía asociarlo con la imagen, me dije de que va esto. Pues iba de sorpresa y me sorprendiste nomás.
Ahora el discurso de tu orador es tan convincente al leerlo que uno se inclina por creerle así nomás sin pensar y cuando encima lo argumentas nos sumerjes en un extasís de credulidad. El final. Coincido con todos los que comentaron.
Yo de joven era muy locuaz. Tu me hiciste recordar un hecho en una reunión de trabajo donde se habían cometido errores y nadie se hacia cargo. Por supuesto yo tampoco. Al momento de pedir la palabra uno de los jefes me dijo - Usted. Cállese Daniel porque si usted fuera un condenado a muerte y nosotros sus verdugos ofreciéndole un último deseo seguro que nos convencería a todos de dejarlo libre y encima nos arrodillaríamos para pedirle perdón - Y yo pregunte - ¿Porque me dice eso? - a lo que el jefe contestó - Porque usted encanta hasta las serpientes.
Un recuerdo en la memoria
Tamally maak
Esencial aprender a ser bueno para empezar a ser justo. Un magnífico relato para reflexionar.
ResponderEliminarUn beso Marilyn.