¿Has oído hablar de Evans W. Schmalz? Quizá no, porque este asesino en serie se desplaza por América cambiando de nombre. Ha asesinado a mas de 20 hombres y mujeres. Es importante que estés atento no vaya a ser que te conviertas en una víctima más. Me llegó la noticia por vía de Bart,un viejo amigo que regresó de España la semana pasada. Me contó que tan solo en Valdemorillo, un pueblo de 7,800 habitantes, han desaparecido unas 4 personas en el curso de una semana. Se sospecha que Schmalz ha abandonado España y puede estar en América.
Para corroborar la información y conocer más sobre este depredador busqué ese nombre en la red y no encontré nada. Según mi amigo ese es uno de los grandes problemas que enfrenta la policía, Schmalz comete los crímenes y se va sin dejar huellas. Es como un fantasma que desaparece en las brumas de la noche.
Mañana me reuniré con Bart en mi departamento, espero me dé más detalles. Hace más de 20 años que no lo veo, lo recuerdo con mucho afecto, introvertido, tímido, pecoso y pelirojo. Bart nació en Aberdeen, Escocia, de padre diplomático, su madre falleció por motivos de una caida cuando apenas tenía 12 años. Nos hicimos inseparables en secundaria, luego retorno a Escocia a la Universidad de Edimburgo a estudiar Parasicología Científica. De vez en cuando intercambiabamos correspondencia, hasta su sorpresiva llamada el martes pasado.
Cuando ví a Bart, no lo podía creer, casi no había enevejecido, pelirojo y delgado, igual que cuando ibamos al colegio. Me comentó que se quedaría dos semanas y que deseaba ver a los viejos amigos y compañeros de clase. Con tristeza me contó sobre la sorpresiva y misteriosa muerte de su padre y de su esposa; y que entregándose a su trabajo pudo salir de la depresión que le embargaba. Siempre le gustaron las historias paranormales y el caso de Schmalz lo tenía obsesionado, juraba que el asesino en serie estaba poseído. Noté que mientras describía la forma en que encontraban a las víctimas del maníaco criminal su voz y ademanes se tornaban agresivos. Luego, se daba cuenta y retomaba su acostumbrada voz y postura. Lo observaba atentamente y me preguntaba “¿Sera Bart, aquel muchacho bonachón que conocí en secundaria, o había en él un lado oscuro que nunca vi? Desdeñé esos pensamientos negativos y pasamos una tarde muy agradable. Antes de despedirnos le dí varios números de teléfonos de antiguos compañeros de estudio. Nos despedimos con el compromiso de llamarnos en el transcurso de la semana.
Algo extraño me sucedió en los días siguientes, apenas podía conciliar el sueño, solo pensaba en las víctimas, su agonía, sus expresiones de espanto, tal y como me lo había descrito. A diario revisaba los periódicos para ver si había alguna novedad y no aparecía nada. Impaciente se me ocurrió llamar al hotel donde estaba hospedado Bart y la recepcionista me informó que en la habitación No. 305 no había nadie registrado con el nombre de Bart Folsh. Pregunté si la persona que ocupaba la habitación era peliroja y me dijo que no. Traté de ubicarlo en otros hoteles y hostales y me decían lo mismo. Decidí esperar unos dias para ver si Bart me llamaba. Desesperado llamé a los amigos de la lista y ninguno contestó a mis insistentes llamadas. Empecé a angustiarme y a preguntarme: ¿Sería Bart el asesino? ¿Sería por eso que sabía tantos detalles de los crimenes? ¿Quería Bart asesinarme? ¿Vendria por mi? Por mi familia? Una y otra vez las preguntas martillaban en mi cabeza. ¿Habría sido el quien asesinó a su padre? A su esposa? Y talvez a su madre? ¿Habra sido el quien la empujó cuando se cayó de la escalera? ¿Y los amigos, donde están, por qué no contestan mis llamadas? ¡Oh! Dios. Cuantas preguntas sin respuestas, estaba aturdido, volviéndome loco. Salí un rato a fumar un cigarillo y a comprar el periódico. Apenas pude sostenerme en pie cuando ví en primera plana la foto de Bart. Había órden de captura internacional en su contra! Era el presunto asesino de más de 30 personas en Europa y ahora el más buscado en América . Tiré el periódico y corrí hacia el departamento, cerré bien las ventanas y las puertas, estaba aterrorizado!
Cuando termines de leer esto, cierra las puertas y las ventanas. ¡Bart aun anda prófugo!
Me encantó tu historia.
ResponderEliminarGracias Ada por pasar por aquí. Que alegria saber que te gustó la historia de Bart. Aunque se sale un poco de los temas que acostumbro escribir, disfrute mucho al escribirla.
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