martes, 29 de marzo de 2011
LA FRESA SILVESTRE
Un monje caminaba a través de la selva y súbitamente, ante él, apareció un feroz tigre que rugía y le cerraba el paso. Corrió todo lo que pudo, pero llegó al borde de un acantilado. Mientras decidía qué iba a hacer, el monje volvió la mirada a la ladera que tenía a su lado.
Sus ojos se fijaron en una pequeña planta que había conseguido arraigar en una grieta. A su espalda, la pendiente se convertía en un abismo inmenso. Desesperado por salvarse, bajó por la planta y quedó colgando sobre el fatal precipicio.
Mientras estaba allí colgado, dos ratones aparecieron por un agujero del acantilado y empezaron a roer el tallo. De pronto, el monje vio que de la planta colgaba una perfecta fresa salvaje, roja y madura, que resplandecía con el rocío. El monje extendió la mano, arrancó la diminuta fruta, la saboreó con la lengua y cerró los ojos extasiado.
¡Era la más deliciosa que había probado en su vida!
Maestro: Saborea cada momento. Trata de encontrar un toque de felicidad en los acontecimientos cotidianos y trata de prestar atención a las fresas salvajes, sin importar la forma en que se presenten.
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Sorprendente Marilyn. Por la brevedad del cuento. en tan solo quince renglones has conseguido atraparme dentro de la rapidez con que acontecen los sucesos y de pronto me sorprendes con ese final tan inesperado, Como debe tener un cuento. y la moraleja que nos enseña a apreciar la vida.
ResponderEliminarPD: Este cuento sacude cosas dentro mio. Hace dos años sufrí un infarto muy grande, que atentó contra mi vida, y del cual arrastro una isquemia cardíaca que disminuye en gran parte mis capacidades físicas. Esto me ha hecho replantearme prioridades y decidir disfrutar ceda minuto como si fuera el último. y así lo hago. Tu cuento ha sido la fresa para mi alma el día de hoy. Gracias por compartirlo. Un abrazo
Este cuento zen de Japon (anonimo) es expectacular ya que encierra una gran verdad. Un escritor japones D.T Susuki asegura que el final del cuento fue adaptado a la cultural occidental. Ya que,en la version original la fresa estaba envenenada. Otros, dicen que no, que siempre la fresa fue jogosa y deliciosa.
ResponderEliminarMe alegra sobremanera que hayas disfrutado el cuento y que te recuerde que hay que disfrutar cada minuto como si fuera el ultimo. Un abrazo
^hola Marilyn,
ResponderEliminarprecioso cuento. Yo también he aprendido con esta historia. Y después de lo acontecido en Japón, es cuando aprendemos que cada momento , cada segundo que vivimos significa una fresa jugosa y deliciosa porque no sabemos cuando se acaba todo. Disfrutemos de la vida en todos sus matices, siempre con el fin frente a los ojos, haciendo bien y dando alegría y felicidad a todos los que nos rodean. A veces presenciamos en nuestro alrededor gente amargada, y pienso que todavía no han comprendido el sentido de la vida. Para mi tu historia es un refortalecimiento de mis ideas.
Gracias ´Marilyn, por tu cuento, y me alegro de haberte leído hoy.
un fuerte abrazo^^
Rebecca, comparto tu opinión, Lo acontecido en Japon no enseña que hay que disfrutar el aqui y el ahora dando alegria y apoyo a los que nos rodean, pues en un instante podemos perderlo todo. gracias por tu coemtario, un abrazo
ResponderEliminarEl bocado de esa fresa...
ResponderEliminarCon maestría me llevas a través de una pletórica alegoría por la vida...Gracias muchas gracias, por compartirlo.
Bea, hoy al agradecer tu lindo comentario he vuelto a leer este cuento breve y me ha hecho sonreir, andaba yo un poco triste. un abrazo
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